De los nombres y su peso e importancia

Muchas veces siento una intensa molestia cuando leo columnas de opinión en diarios, revistas u otros medios, de personas de nombres amparados en cierta notoriedad, que transforma en realidad o en opinión pública la personal y sesgada. En algunas ocasiones decido escribir alguna respuesta, pero después no me como un griego y se me pasa, sino que pienso que es inútil: Jamás el autor leerá la respuesta, o si la lee, no afectará su opinión. Entonces la desecho. A veces queda en algún rincón oculto.

Ordenando viejos rincones olvidados de mi computador, encontré una de esas respuestas. No tengo, sin embargo, la columna original a la que pretendía responder, pero sí su autor y la fecha (probable) de su columna. Ellos son: Alfredo Joignat, el trece de enero del dos mil trece, en el diario La Segunda.

Hoy decidí publicarla por sí misma:




¡Qué sinsentido hacer este comentario que se perderá entre tantos otros! Dudo que sea leído por el autor de la columna. No obstante creo necesario un poco más de análisis.

Un breve diálogo, también literario, aunque no de Joyce: -¿Cuál es tu nombre, para poder encontrarte denuevo?. -No tengo un nombre. Aún no me he construido uno. El nombre Luchsinger ha sido construido, lentamente, poco a poco, en la región, debido a múltiples ataques a esa familia. "Camila Vallejo" es un nombre cuya construcción, por ejemplo, ha culminado. ¿Qué habría sucedido si la pareja asesinada fuera la de los abuelos de Camila Vallejo?. ¿Cómo se podría comparar ese crimen hipotético de un grupo reivindicativo mapuche, con la muerte de Matías Catrileo?.

Quisiera pensar, por un momento, que todas estas muertes hubieran obedecido a nombres anónimos. O lo mismo, a nombres altamente construidos: Los abuelos Vallejo, el revolucionario Henríquez, y más. Evaluar impactos mediáticos sesga los análisis. La importancia de este acto está en que dos personas son asesinadas, en un acto premeditado, con una finalidad política. Los ejecutores no estaban en medio de un encuentro azaroso con un grupo rival como sucedió en la lamentable muerte de algunos activistas que habían medido, previamente, el riesgo de sus actos. Mediatizar el lustre del nombre de las personas asesinadas sesga hacia el lado de la farándula política un acto atroz y relativiza su significado profundo tanto como hubo quienes quisieron hacerlo con Parada, Nattino, Guerrero, Jiménez y tantos otros, en otros momentos repudiables de la historia patria. Siento que Joyce, en voz de MAGEEGLINJOHN, cuando dice "¡Nombres! ¿Qué hay en un nombre?" ha hecho a lo largo de cien páginas previas y lo sigue haciendo luego, apunta precisamente al significado de un nombre ya construido cuando es Shakespeare, Hamlet, Vallejo, Henriquez, Parada, Nattino, Guerrero, Jiménez, es decir cuando el nombre ya es el marbete de una obra en un inventario.

Kepa Uriberri

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