Vargas Llosa cavernario


Kepa Uriberri



Relata Mateo que algunos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: ¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?.

Él les respondió así: «¿No han leído que en el principio el Creador los hizo hombre y mujer y dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo?. Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separa el hombre».

A partir de este relato la iglesia católica establece el dogma de la indisolubilidad del matrimonio. No obstante es posible que el significado de la sentencia sea otro. El matrimonio, desde luego es un compromiso entre dos personas, eso no lo hace indisoluble excepto que concurran otros elementos más allá del mero compromiso: Uno es la seriedad y profundidad de éste, otro es la concurrencia de los hijos, que aún por el divorcio o la separación, sostienen un compromiso, que puede resultar indisoluble. Habrá circunstancias en que el matrimonio esté bendito por algo superior: afinidad, amor, otra cosa, que lo haga indisoluble. En el criterio de la pregunta y la respuesta del relato, éste último ha sido unido por Dios, en el concepto de quienes creen que hay uno; los que se disuelven sólo habrán sido unidos por los hombres. ¿Alguien puede sentenciar con certeza que no era éste el sentido de la respuesta que Mateo relata?.

Mario Vargas Llosa se casó con su prima Patricia Llosa, de lo que podría colegir que siendo, Mario, un hombre pagado de sí mismo, con un concepto supremo, hasta el narcisismo, de su propia valía, quiso que sus hijos fueren tan grandes como él, es decir: Vargas Llosa. El fue premiado, a la saga de su adversario y amigo literario, Gabriel García Márquez, con el Nobel de literatura por su dominio de la narrativa y las bellas letras. Este premio no incluye aval ninguno sobre la moral o la ética de quien lo recibe; es decir no eleva a quien lo recibe a ningún rango de autoridad del pensamiento filosófico o de la ética ni la moral.

Hacia fines del siglo XVI y durante el XVII, en nuestra América, las colonias necesitaban gran cantidad de mano de obra barata para explotar las riquezas del continente. La solución resultó obvia. Ya lo hacían los pueblos árabes: Había que esclavizar al negro. El indígena americano era persona, se le podía evangelizar, en cambio el negro no tenía alma y no era, por lo tanto, una persona, de manera que podía tener un dueño y ser considerado un animal de trabajo. Así, de esa suerte, se llegó a esclavizar a más de once millones de desalmados negros.

Los derechos de las personas nacen, como concepto ético y moral, que se sistematiza en las legislaciones, a partir de la revolución francesa. Pero el derecho como un bien social, ha existido siempre entre los seres con conciencia. La dominación del hombre sobre la mujer, o sobre los hijos, la del patrón sobre el trabajador y cualquier jerarquía implica la reserva de un derecho preferente de quien es superior en relación al de jerarquía inferior. Quien tiene una posición inferior respecto del derecho, sólo lo adquiere por la cesión, voluntaria o forzada, de quien lo posee. Suele ser el resultado de largas luchas sociales, más o menos violentas. Así, por ejemplo, en los estados unidos fue el resultado de una guerra civil.

Una vez abolida la esclavitud en la civilización occidental, lentamente se ha afincado el concepto que fue una barbaridad. Mientras esta estuvo vigente el abolicionista era un revolucionario mal mirado.

Por estos días se aprobó aquí la ley de aborto que lo despenaliza en tres casos precisos. La discusión fue bastante feroz entre los que se oponían y los que lo promovieron. Aún había ecos de esa disputa cuando Vargas nos visitó y calificó, como no, si él se considera un liberal, de "Derecha Cavernaria" a la nuestra que se opuso a la ley. Sostengo, y por lo tanto califico con su propio epíteto al Nobel peruano, que el derecho de propiedad sobre otro ser humano, sin importar su estado de desarrollo es ética y moralmente cavernario. Los vientos sociales empujaron al hombre del siglo XVI al XIX a la postura cavernaria de esclavizar y negar el alma (la conciencia y la calidad de humano) al hombre negro. Con el tiempo se salió de esa caverna y se abolió la esclavitud. Tal vez, andando el tiempo en algún futuro Vargas Llosa salga también de su caverna y quede deslumbrado por la luz exterior que le muestre su barbaridad. Entretanto, seguirá Vargas al fondo de su caverna viendo sombras de la conciencia y la ética que le ha restado, en el mundo global de hoy, la calidad de persona humana al que aún no nace. ¡Platón lo favorezca!.

Kepa Uriberri