Cambiar todo![]() Había leído la novela de Giuseppe Tomasi hace tanto tiempo, incluso antes que se filmara la película que protagonizaron Burt Lancaster como el príncipe de Salina, Alain Delon como su sobrino Tancredi y Claudia Cardinale como Angélica, hija del alcalde Sedara de Donnafugata. En aquella lejana lectura no percibí la frase que ha devenido en símbolo de la novela y que hace creer a muchos que su tema es el afán político de cambio para mantener todo igual. Tampoco percibí ese concepto cuando vi esa vieja película. En ambas instancias percibí que el tema era la decadencia de las noblezas, reflejada en la vida del Principe de Salina y su familia. Recuerdo la trama de la novela en tres hitos: El primero lo empuja Garibaldi, personaje ausente, que busca la unificación italiana; el segundo es la elección, por deslumbramiento y conveniencia, más que amor, de Tancredi, sobrino del príncipe de Salina, por la hija del alcalde de Donnafugata, con la consecuencia de la depresión endémica de Concetta hija del príncipe, eterna enamorada de su primo; y el tercero, casi en el final de la novela, cuando las tres hijas solteronas del príncipe viven solas y aisladas en el palacio familiar y Concetta decide eliminar la vieja piel del perro Bendicò, que siempre acompañó, en vida, a don Fabrizio y que se guardaba como reliquia por más de medio siglo. Reviví la película y la novela viendo la serie El Gatopardo de Netflix. Esta última replica a la primera incluso con actores que emulan a los originales que encarnan a don Fabrizio, príncipe de Salina, a Tancredi Falconeri y a Angélica Sedara. Muy al comienzo de la serie Tancredi decide partir a unirse a las camisas rojas de Garibaldi para derrocar al rey Borbón de Nápoles e instalar al rey de Cerdeña en el trono de la Italia unificada. Don Fabrizio, su tío, intenta disuadirlo y argumenta la inutilidad de los cambios que propone Garibaldi. Tancredi, entonces, replica con la frase que el periodismo y la política han adoptado como si fuera el tema global de la obra: «Si queremos que todo siga igual, es necesario que todo cambie». Encontrar este concepto en la obra del príncipe de Lampedusa me llevó a ver la serie. Concluí que la idea de lo "Gatopardiano" que se esgrime entre políticos y periodistas o analistas políticos, al tenor de la novela y sus versiones fílmicas no se refleja en el devenir de la narración. La obra no es política, sino que es social. Refleja la decadencia de la familia Corbera de Salina; éste es su tema, que muestra el proceso social de la venida a menos de la aristocracia y surgimiento de nuevas elites. Volví, para corroborar la idea, a leer la novela de Giuseppi Tomasi de Lampedusa. La frase citada existe y corresponde a la instancia que muestran las versiones filmadas. En el texto es una escena casi al pasar en el primer capítulo. No encuentro, en toda la novela, nada más que complemente o corrobore aquella idea. Las versiones fílmicas, concluyen, reflejando la decadencia social, en la muerte del Gatopardo, príncipe de Salina. En el cine se representa de manera simbólica y figurada, en la serie se alarga algo más y muere físicamente, rodeado de su familia. Pienso que el más literario de los finales resulta ser el de Netflix. En la novela, quizás el final debió ser, también, la muerte del príncipe, que redondea bien todo el argumento, aún cuando se hace un salto de varios años para mostrarla; sin embargo Tomasi decide agregar un capítulo, casi como epílogo, con un nuevo salto en el tiempo de más de treinta años, para mostrar a las tres hijas del príncipe solas y aisladas, convertidas en beatas. A pesar de todo, finalmente, la novela y sus versiones fílmicas no son, en absoluto, "Gatopardianas": Nada, finalmente, vuelve a ser igual que al comienzo. |
Kepa Uriberri |